viernes, 22 de julio de 2011

de eso no se habla

Hasta ahora no quise escribir seriamente sobre la maternidad. No se exactamente por qué preferí conservar el blog "out-of-maternity". Tal vez un intento por no caer en lugares comunes (y eso me convierte en una piola forzada), tal vez porque la maternidad ocupa toda mi vida y quería un espacio inalterado, algo que no se haya modificado, que siga igual. Tal vez (y esta debe ser la opción más verdadera), porque no me daba la cabeza del cansancio para ponerme a reflexionar. Ahora bien, llegó el momento de sacar los trapitos al sol. Hermoso tener un hijo, te cambia la vida, es la persona más (vertiginosamente) importante del mundo, lo amo como no pensé que se podía, etcétera. Si, si, escribí etcétera. Porque no me interesa explayarme sobre lo meloso y maravilloso de la maternidad, sino sobre la siguientes cuestiones: ¿por qué carajo NADIE te avisa que la vas a pasar realmente mal los primeros meses? ¿es una especie de acuerdo tácito entre las madres no avisar que una puede llegar a trastornarse mucho? ¿es indigno decir que la maternidad no es completamente maravillosa? ¿solo está permitido hablar del tema sueño?. Escribo esto luego de hablar con muchas madres que pasaron por lo mismo y terminaron diciéndome "nadie te avisa que es así". Y lo mismo pienso yo. Nadie te avisa. Parece algo impropio sentirse sola, aburrida, desmemoriada, desaliñada, panicosa por esa responsabilidad enorme e infinita. Al menos a mi me hizo sentir muy culpable no estar pasándola del todo bien los primeros tiempos (y aún, luego de 3 meses, no canto victoria). Y luego del chiste fácil de "la culpa judía", mi amiga N me dijo: "es normal el instinto asesino hacia el hijo, lo que no es normal es asesinarlo de verdad". Ahora me acuerdo de mi hermana advirtiéndome que los hijos me podían llegar a sacar de quicio hasta generar pensamientos muy violentos cuando yo le decía que quería tener 4. Curiosamente no hablé de la parte amarga de la maternidad hasta que consulté con madres recientes -y no tanto- sobre mi estado. Es como que si no sacás el tema, nadie habla de lo malo. Como si fuera inadmisible. Decidí escribir este post después de que ayer, mientras festejaba el día del amigo, una madre me dijo exactamente esto sin que yo tenga que sacar el tema. En fin, ¿qué onda, madres?, expresen su descontento también, que eso no quita el amor inmenso e infinito que genera un hijo.
Después de lo que acabo de vomitar en este humilde acto, y para sanar mi culpa judía, tengo que decir que amo a mi hijito, que es un sol, un chancho bola de amor.

3 comentarios:

meli dijo...

Las que lo pasamos no hablamos de eso porque lo OLVIDAMOS para poder pensar en hacerlo otra vez. Como pasa con los dolores de parto. Ojo, igual no sé si es taaan así, que no se habla. Lástima que no logramos juntarnos, hubiéramos pueado juntas de lo lindo. Besos!

meli dijo...

"pueado=puteado"
Y para que después no te quejes, ya te voy avisando que lo que sigue también es dificil: berrinches, límites, "me comprás, me comprás", no quiere compartir, muerde a los amigos, tiene fiebre y escupe el remedio... ay, las maravillas de ser mamá...

libre dijo...

y ni te digo de cuando crecen y no viven con vos y los extrañas, y no te llaman, etc., etc., etc......