lunes, 10 de septiembre de 2012

trastorno de ansiedad generalizada, mi amigo fiel

Uno de mis entretenimientos predilectos es la costura. Como la mayoría de las cosas que se hacer, aprendí casi sola. El casi representa a mi mamá, que me enseñó a usar la máquina de coser y me prestó la suya desde que se me ocurrió que podía usarla, a pesar de haberle roto agujas cosiendo jean. Desde que soy mamá tengo muy pocos momentos para sentarme en la máquina (y para hacer muchas otras cosas, claro). Hoy, después de un día de laburo, decidí que a la noche iba a coser una cortina que tenía pendiente y me dispuse a hacerlo. Y casi al final, cuando me faltaba nada para terminarla, se me rompió la puta aguja. Más allá de la bronca porque ahora andá a saber cuándo voy a poder retomar esto aunque mañana me compre otra aguja, me pone del orto dejar algo inconcluso. Las cosas incompletas, no me gustan, me generan ansiedad, los pendientes. No se cómo explicar para que se entienda que no hablo de algo muy normal, sino más bien es parte de un trastorno de ansiedad que me domina. Por ejemplo, no puedo de ninguna manera dejar mails sin abrir en mi bandeja de entrada. Todos deben ser eliminados, abiertos, marcados como spam, lo que corresponda. Otra: se me rompió no se qué del burro de arranque del auto. El mismo día fui al mecánico y hasta que no lo arreglé no me ocupé de otra cosa. Y así con muchas otras cosas. En fin, soy medio freak-control, es lo que hay.

jueves, 6 de septiembre de 2012